Algo común que hemos hecho siempre las mujeres es intercambiar nuestros conocimientos que son saberes centrados en la vida; por eso, tanto en el Sur como en el Norte Global, guardamos e intercambiamos semillas, transmitimos los beneficios que nos regalan las plantas para los cuidados de la salud humana y no humana; cocinamos respetando la diversidad (menos sal para el abuelo, con cacao para la niña, puré para el bebé, o en escabeche para que dure más…) a gusto de todas, cuidando de la comunidad. También, contamos cuentos que nos contaron nuestras madres o que se escribieron para que todo el mundo que quisiera tuviera letras e ideas para darle vida. Así fue como, siendo conscientes de todo esto, hilamos un encuentro con las Alternativas desde las Mujeres en Álava que nos permitiera intercambiar buenas prácticas tanto urbanas, como rurales. Las mujeres de los diversos grupos nos encontramos un 26 de abril por la mañana, con un desayuno ecosocial en la cocina del Centro Cívico El Campillo, para empezar con buen pié un recorrido que empezó, como no, con un maravilloso cuento La Tabla del Dos, del recopilatorio Sin Lavarse las Manos de Gustavo Duch. Con este cuento quisimos comenzar la jornada para reconocer el hábitat común desde el que partimos: la doble discriminación patriarcal y capitalista que sufrimos las mujeres de aquí y de allá.
El grupo de mujeres EMA-CCOO mostró una buena práctica por un lado, desde la experiencia de una mujer empleada en Vitoria-Gasteiz: cómo mediante la negociación en forma de convenio colectivo, una pareja pudo conciliar para trabajar con igual responsabilidad en casa y en sus puestos de trabajo. Por otro lado y de forma original, plantearon la crisis de los cuidados y nos dieron pautas para trabajar desde el respeto en el hogar: nosotras debemos dar los pasos atrás necesarios que liberen espacios y tiempos necesarios, para que ellos vayan responsabilizándose de la diversidad de trabajos en el hogar. Si no se produce la corresponsabilidad, planteamos hasta huelga general ¡en todas las tareas!
Los tiempos fueron modificados de la concepción capitalista por las mujeres del Banco del Tiempo de Gasteiz que comenzaron su andadura explicándonos qué es un Banco de Tiempo, cómo lo organizan y cómo podemos organizarlo de formas distintas según contextos. Hubo un acento especial en esta intervención, porque en tiempos de tantas crisis (ecológica, de cuidados, pública, financiera…), esta opción podría ayudar especialmente a mujeres, siempre en situaciones más vulnerables por la discriminación patriarcal y capitalista; así que ojo al dato y atentas al trueque!
Cambiamos radicalmente de espacio sin salir del Campillo para ver las lechugas, ajetes, guisantes, habas, mentas, hierbasbuenas ¡y la luna! en las hojas de los capuchinos… en una pequeña huerta urbana ecológica. Esta huerta que fue ideada y puesta en marcha por la iniciativa y el trabajo de personas educadoras de calle ahora ha sido asimilada copiada por todos los Centros Cívicos de Vitoria-Gasteiz. En la innovadora huerta, pudimos observar también a esos pequeños animalillos, las lombrices, que convierten nuestros deshechos orgánicos en compost, alimento que agradecidas le devolvemos a la tierra.
Ahora sí, salimos del Campillo para seguir con el recorrido y visitar en el Gaztetxe una tienda de ropa ¡gratis! Emeak y jóvenes de Gaztetxe nos mostraron esta gran iniciativa, que consiste en que cada persona puede recoger y dar ropa, zapatos, bolsos y otros abalorios los martes a partir de las 19:00h y también los sábados por la mañana. De recibo nada, o sí: el placer de reutilizar lo que otras personas ya no quieren. También allí y hablando de ropa, presentamos las Campaña de Ropa Limpia. De esta manera, hablamos de las maquilas, mujeres que son explotadas por las multinacionales de las marcas más poderosas, enriquecidas a costa de su trabajo en condiciones laborales infrahumanas, en muchas ocasiones de esclavitud. Paso hacia delante, hablamos de alternativas y de formas de lucha que nos transmiten desde El Salvador, Mujeres Transformando, feministas que luchan por los derechos las mujeres, muy atentas de las trabajadoras de maquilas. Mujer y combate ¡doble coraje! Con la sororidad a flor de piel, salimos hacia un bonito entorno rural dirección Argote.
Deliciosos quesos con una pan de los de verdad, vino ecológico de la Rioja alavesa, dulces caseros… Así nos recibieron el grupo de mujeres de la UAGA, de la forma más amable y cercana. En el salón de la casa, nos pusimos en círculo todas las mujeres que queríamos saber de su boca, todos los matices del vivir en el campo o en el pueblo, como agricultoras o ganaderas. Así aprendimos, que la cercanía real con los trabajos en la naturaleza no es tan idílica… que en tiempos de cosecha hay poco tiempo para una misma, que saben mirar al cielo para augurar el tiempo; que la temperatura, el sol y lluvia son los relojes en la vida rural porque son quienes marcan sus ritmos de trabajo, y que además por ser campesina y mujer, dos veces madre. Y de la mesa salimos a la huerta. Unas huertas con muchas posibilidades, polivalentes y adaptables para las personas que quieran disfrutar de este gran saber como es la producción de un calabacín, sin agotar la tierra y con el uso rotativo de diversas plantaciones, sin pesticidas que ensucien ni alteren el ecosistema natural, inventado diferentes formas de hacer que se adapten estos tiempos, que ya venimos sabiendo de vuelta a lo rural. Esta es una buena práctica rural llena de alternativas, una de las tantas que están gestando las mujeres en tierras alavesas.
Así fue nuestro primer encuentro al que informalmente llamamos de Mujeres Urbanas y Rurales, y tal y como funciona la naturaleza, creamos nuestro propio ecosistema, espacio de futuras alianzas que tienen como objetivo compartir experiencias para salir de la doble discriminación que sufrimos las mujeres «porque el patriarcado y el capitalismo multiplican por dos las dificultades de vivir en este mundo».